(+34) 985 76 24 93 Wi-Fi gratis

Aula del oro en Belmonte de Miranda


El Aula de Oro da testimonio de la tradicional vinculación de Belmonte de Miranda con el oro. El aula didáctica parte de la época prehistórica para hacer un recorrido por los sucesos que marcaron el desarrollo de las distintas explotaciones mineras de metales, y lo que supusieron para la población de entonces.

La exposición se divide en tres apartados, distribuidos en tres salas diferenciadas.

La primera de ellas se centra en la minería prehistórica, explicando mediante paneles las explotaciones de oro, cobre y azabache en el ámbito europeo.

La segunda sala, la más amplia, está dedicada a las explotaciones romanas de oro que durante el siglo I y parte del II convirtieron al occidente de Asturias (Cangas del Narcea, Tineo, Salas, Allande, Somiedo, Tapia de Casariego, los Oscos, Belmonte...) en la principal fuente de recursos del Imperio romano, que llevaba una política de explotaciones en todo su territorio.

La pieza maestra de esta sala es una gran maqueta de seis metros de Las Médulas leonesas (Patrimonio de la Humanidad), uno de los ejemplos más espectaculares de lo que los romanos hicieron para extraer un material que para ellos era moneda de cambio. La última de las salas se ocupa de la explotación de Río Narcea Gold Mines en Belmonte.

Minas de oro romanas en Asturias

CastroLos yacimientos de oro explotados en época romana en Asturias se localizan fundamentalmente en el tercio occidental de la región donde predominan las rocas de naturaleza sedimentaria (cuarcitas, areniscas y esquitos) con ricas mineralizaciones de origen hidrotermal.

Plinio, escritor que vivió durante el primer siglo de la era, estimó una producción anual para las regiones del N.O. de la Península Ibérica de 20000 libras de oro (unos 6500 kilogramos) que podrían suponer una cantidad próxima a las 230 toneladas de oro recuperadas durante la época romana. Sin embargo, no fueron estos yacimientos los únicos que suministraron el metal a la hacienda romana.

Los castros y las minas

El interés que el oro de las montañas de Asturias despertó en Roma justificó su empeño por conquistar un país de relieve tortuoso y gentes guerreras cuyas vidas habrían de cambiar radicalmente a partir de su incorporación al Imperio.

Durante los siglos I y II d. de C. la actividad minera constituyó el motivo central en torno al cual se organizó la vida de las comunidades indígenas hasta entonces agrupadas en pequeños poblados fortificados, autosuficientes y emplazados en lugares con amplio control sobre su entorno y los recursos más necesarios. Eran los castros o Castella.

Con la dominación romana la población local sigue utilizando los castros como lugar principal de habitación pero supeditados ahora al servicio de una organización superior, la del Imperio Romano, que utiliza las viejas aldeas como unidad básica para la administración y explotación de los nuevos territorios conquistados. Los pueblos indígenas proporcionan la mano de obra en las minas de oro.

Estela de Villaverde

Estela de VillaverdeLápida funeraria descubierta en las proximidades de la mina de Villaverde. El texto hace mención a una muchacha de nombre Bodocena, hija de Aravo, que falleció a la edad de 12 años y que probablemente vivió durante la segunda mitad del siglo I d. de C.

La estela menciona el castro de origen de la muchacha - castellum augubrigensi - utilizando una fórmula conocida en otros epígrafes del occidente de Asturias, procedentes también de zonas con intensa actividad minera (Belmonte de Miranda, Salas y Vegadeo).

Sierra de Begega

Belmonte de Miranda reúne algunos de los conjuntos de minería antigua más interesante de cuantos han sido catalogados en Asturias.

En su mayor parte se distribuyen en torno a la Sierra de Begega, un cordal de unos 8 kilómetros de extensión que se alza sobre el encuentro de los ríos Narcea y Pigüeña.

Una densa red hidráulica recogía y canalizaba el agua de escorrentía que desde las cotas más elevadas se utilizaba para abrir y socavar los yacimientos minerales. Al menos una quincena de trabajos con diversa entidad han sido identificados sobre sus laderas.

El oro beneficiado procede fundamentalmente de yacimientos primarios construidos a partir de rocas sedimentarias, plegadas y cabalgadas, que han sido instruidas por rocas ígneas. Estas estructuras fueron cortadas con posterioridad por fallas subverticales que provocaron una intensa mineralización de las rocas sedimentarias y de los márgenes envolventes de las rocas intrusivas.

Minas de Boinas

Al sur de la Sierra de Begega se localizan las antiguas minas romanas de Boinás.

El complejo se extiende sobre una superficie aproximada de 100 hectáreas y comprende tres núcleos principales de explotación, un centro metalúrgico y un pequeño castro vinculado probablemente con el beneficio de la mina.

El abastecimiento de agua se realizó desde tres puntos diferentes con los que se estableció un grado de dependencia variable. El resultado ha sido la definición de una red hidráulica jerarquizada que contaba, en el paraje conocido por Alto de la Cueva, con el principal centro de contención y distribución del conjunto minero.

A mediados del siglo I d. de C. las minas de Boinás se encontraban en pleno rendimiento. Así lo prueban las cerámicas romanas descubiertas en las zonas de trabajos metalúrgicos y los restos de carbón procedentes de los hornos. En las minas de Boinás han podido reconocerse estrategias diversas para alcanzar las zonas más ricas en oro.

El origen de los afloramientos y las características geológicas de las rocas mineralizadas condicionó las estrategias de extracción practicadas durante la dominación romana. Los geólogos han podido identificar en Boinás dos fases de mineralización hidrotermal de consecuencias fundamentales para la formación de jasperoides con alto contenido en oro. Una intensa fracturación posterior dio lugar a la formación de brechas post-mineral asociadas con frecuencia a la mineralización de metales básicos y favoreció la circulación de aguas meteóricas hasta grandes profundidades provocando la definitiva alteración del mineral.

Galerías con entibados de madera (siglo I d. De C)

La explotación de los recursos más distantes de la superficie fueron emprendidos mediante la excavación de galerías. Para evitar su hundimiento, las paredes y techo fueron aseguradas con entibados de madera. Su inmediato y progresivo relleno permitió que estas piezas se conservasen intactas hasta su recuperación en el año 1998.

Castro de Peña Aguda

Construido sobre la cima del monte que domina las explotaciones de Boinás, albergó la población de mineros que durante el siglo I d. de C. trabajaron en estas explotaciones. Estuvo fortificado con una muralla perimetral y varios fosos excavados en su flanco occidental.
Yacimiento de oro de Begega

El yacimiento de oro que explota la compañía Río Narcea Gold Mines se encuentra en la vertiente Oeste de la sierra de Begega y se puede acceder a él desde Selviella y desde Alvariza, en una ruta circular que atraviesa los pueblos vaqueiros del concejo de Belmonte de Miranda.

La explotación minera, además de la extracción propiamente dicha en minería a cielo abierto, cuenta con una planta de tratamiento del mineral en la que se recupera el oro. Se consigue extraer menos de 10 gramos de oro por cada tonelada de tierra tratada.

Desde los pueblos de Begega y Boinás se tiene una vista privilegiada de la explotación desde fuera. Es de destacar el Proyecto para la Regeneración de la Zona, cuyo resultado será un lago que cubrirá la superficie perforada y carente de vegetación de la mina. Las visitas a la mina de oro son concertadas.